El estudio COMPASS es el estudio prospectivo más grande sobre la seguridad a largo plazo del consumo de cannabis medicinal en pacientes con dolor crónico. Sabemos que el cannabis medicinal es utilizado para una gama de síntomas y enfermedades, incluido el dolor crónico no relacionado con el cáncer. El objetivo principal de este estudio fue evaluar el riesgo de los efectos adversos del cannabis como tratamiento para el dolor crónico.
Este estudio revela que no hay aumento en los eventos adversos graves en consumidores de cannabis, además no hay diferencia en la función cognitiva, bioquímica, hematológica y se vio una mejora significativa en sus niveles de dolor, angustia por síntomas, estado de ánimo y calidad de vida.
Estos resultados sugieren que el cannabis puede ser seguro como parte de un programa de control del dolor monitoreado, cuando los tratamientos convencionales se han considerado médicamente inapropiados o inadecuados.
No ha habido evidencia documentada de muerte atribuible exclusivamente a una sobredosis de cannabis hasta la fecha, muy probablemente debido a la escasa expresión de los receptores CB1 en las regiones del tronco encefálico responsables del control respiratorio y cardiovascular.